Plegaria del solsticio.Un fragmento
Para Irene Sánchez Carrón, Pepe Barquilla y Manuel Carrapiso
Señor de las tormentas, líbranos de los muertos
pasados y futuros, y del buitre que ensaya
círculos melancólicos y espejismos de espanto
para explorar su espacio espectral en el mundo.
Líbranos de unos pocos, líbranos de la noche
y de la nieve lenta de la noche.
Así en la tierra dura como en la mar sombría,
líbranos de este mundo, señor de las ventiscas.
De este mundo que ahora y en la hora de la bruma
es menos comprensible, más opaco, más mudo.
Líbranos de las calles y de las extrasístoles,
de los dientes, la lluvia y el fruto del desierto.
Líbranos del destino que nos espera inmóvil
agazapado en niebla.
De la uña y la herradura líbranos, dios del frío.
Líbranos de la noche y de sus astros tristes,
líbranos de las vísperas del sueño antefuturo.
De los pluscuamperfectos,
de las esquirlas frías del cristal y el recuerdo
líbranos cada noche.
Déjanos en el hueco del tambor y del húmero
y en la paloma muerta
con un temblor de lluvia y un cántaro con ecos.
Déjanos este tiempo
en la luz vacilante de los amaneceres
que suben de la niebla y cantan desde el sueño,
en las torres sin viento y en las banderas lentas de la noche.
(Del inédito Principio de incertidumbre)
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