27 noviembre 2015

Memorias de Carlos Barral


Esa fotografía sin fecha que muestra a Carlos Barral en sus últimos años navegando en el Capitán Argüello por las aguas de Tarragona  es una de las que aparecen en la nueva edición de sus Memorias en un espléndido volumen que publica Lumen con edición, introducción y notas de Andreu Jaume, que explica en su prólogo –“El escritor Carlos Barral”- que esta es la primera “edición unitaria y coherente de la obra, que circulaba con abundantes arbitrariedades y errores de composición” que se han solucionado en esta nueva edición anotada que, además de una selección de fotografías inéditas, incorpora como apéndice los dos capítulos de recuerdos infantiles que Barral dejó sin terminar a su muerte en 1989.
Entre 1975 y 1988 aparecieron las tres entregas -Años de penitencia, Los años sin excusa y Cuando las horas veloces- de estas Memorias escritas con una prosa de alta calidad, heredera del tono poético de Metropolitano, con las que Carlos Barral resume un balance agridulce de daños y de gozos, desde la sordidez de la posguerra al vitalismo rebelde de los años universitarios a la vejez y el acecho de la desmemoria al final de Cuando las horas veloces:
¿Desde dónde fundaré ahora la nueva memoria? ¿O cómo haré para seguir siendo el mismo y para seguir con los viejos propósitos y los nuevos proyectos? ¿Cuándo y dónde se me ocurrirá lo que debo anotar y dónde garabatearé espacios diarios? Aquí seguramente, pero en medio de un vacío a menudo aterrador, de un universo frío que traspasa el calor de los afectos cercanos. Debe de ser eso el envejecimiento y la desmemoria.