18 marzo 2017

Tu sangre en mis venas


“Quizá el golpe de la muerte, que abre de par en par la puerta a unos sentimientos largamente comprimidos y a unas conversaciones postergadas, explique un llamativo aspecto formal de la antología: la frecuencia de poemas ­torrenciales, la abundancia de versos más o menos libres y una expresión a menudo más suelta de lo habitual. Hemos mencionado el sentimiento de culpa o la impresión frente a la muerte; pero no olvidemos el sentimiento de orfandad. «Se canta lo que se pierde»; y, entre lo perdido, la protección que emanaba del padre”, escribe Enrique García-Máiquez en el prólogo de Tu sangre en mis venas. Poemas al padre, el título que inaugura una nueva serie de antologías temáticas en la Editorial Renacimiento.

Una amplia selección de poemas en torno al tema del padre en la poesía hispánica moderna, que ha alimentado una parte significativa de la poesía en español desde las Coplas de Jorge Manrique a nombres actuales como Luis Alberto de Cuenca o Felipe Benítez Reyes, pasando por Juan Ramón o Antonio Machado, que escribió este En el tiempo, fechado el 13 de marzo de 1916 y anotado en uno de los cuadernos de Los complementarios.

Evoca en él tres momentos (1882, 1890, 1892) de la vida de su padre, Antonio Machado Álvarez, Demófilo:

Mi padre

Ya casi tengo un retrato 

de mi buen padre, en el tiempo, 
pero el tiempo se lo va llevando. 
Mi padre, cazador -en la ribera 
de Guadalquivir ¡en un día tan claro!- 
-es el cañón azul de su escopeta 
¡y del tiro certero el humo blanco!-. 
Mi padre en el jardín de nuestra casa 
mi padre, entre sus libros, trabajando. 
Los ojos grandes, la alta frente, 
el rostro enjuto, los bigotes lacios. 
Mi padre escribe -(letra diminuta-) 
medita, sueña, sufre, habla alto. 
Pasea -¡oh padre mío!-. Todavía 
estás ahí, ¡el tiempo no te ha borrado! 
Ya soy más viejo que eras tú, padre mío, cuando me besabas. 

Pero en el recuerdo, soy también el niño que tú llevabas de la mano. 

Muchos años pasaron sin que yo te recordara, ¡padre mío! 
¿Dónde estabas tú en esos años?

De ese ensayo de superposición de tiempos surgiría el memorable soneto de Nuevas canciones, que se recoge en las primeras páginas de esta antología: 

Esta luz de Sevilla... Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente.
Mi padre, en su despacho. —La alta frente,
la breve mosca, y el bigote lacio—.

Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta;
va hacia la puerta del jardín. Pasea.
A veces habla solo, a veces canta.

Sus grandes ojos de mirar inquieto
ahora vagar parecen, sin objeto
donde puedan posar, en el vacío.

Ya escapan de su ayer a su mañana;
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!,
piadosamente mi cabeza cana.