10 mayo 2017

Pablo de Águila, poeta póstumo



Si alguna vez me siento

o simplemente fumo un cigarrillo o leo a Jenofonte o el periódico

y escucho luego música

volteando la cabeza para evitar que el humo me penetre en los ojos

y así lograr que el humo no me venga a los ojos

y de este modo hacer como que lloro gracias al humo denso

         que me vino a los ojos.

Asi. Cuando me quedo volteando la cabeza

para saber de dónde ya no vendrán los tiros

o para ver si puedo impedir los tiros, me matan mas personas

porque es el caso que ya no tengo amigos de tantos como matan.


Asi comienza uno de los Poemas de Madrid, de Pablo del Águila (Granada, 1946-1968).
Fechado el 12 de septiembre de 1967, forma parte de la edición de la Poesía reunida (1964-1968) que publica Bartleby Editores con el título De soledad, amor, silencio y muerte, con edición y estudio de Jairo García Jaramillo
Poeta póstumo, en el momento de su muerte prematura no había publicado nada, pero en su escritura se perfilaba una tendencia muy alejada del preciosismo esteticista de los novísimos y se prefiguraba la poesía de la otra sentimentalidad granadina de los años ochenta.
La poesía que estaba escribiendo en los meses previos a su muerte había encontrado sus referentes rehumanizados en los Poemas humanos de César Vallejo y en Blanco spirituals, de Félix Grande.