03 julio 2017

Un genio. Un pornógrafo. Un pervertido. Un intelectual refinado


Un genio. Un pornógrafo. Un pervertido. Un intelectual refinado. Hay muchas formas de describir a Pietro Aretino y, al final, todas están justificadas. Es él quien publica el primer libro abiertamente pornográfico de la historia. Es él, «flagelo de los príncipes», quien inventa la figura del autor-personaje, del escritor-divo al que legiones de lectores anónimos anhelan ver. No escribe para complacer, como muchos de sus contemporáneos, si acaso para polemizar. Tampoco escribe para instruir y enseñar. El suyo es un uso militar y militante de la escritura e incluso en este sentido es un autor sorprendentemente moderno. (...) 
Un sujeto tan desenfrenado como Aretino solo puede llevar una vida dispendiosa, mientras, además, a su alrededor gravita un considerable número de familiares y parásitos. «Gracias a un cálculo aproximado de las entradas declaradas en varias ocasiones por el escritor, se puede estimar una media anual de 1.600-1.700 escudos, de los cuales […] casi 600 son de rentas —la pensión imperial y las concedidas por el marqués de Vasto y por el príncipe de Salerno— y otros 1.000 “me los procuro cada año con un cuaderno de hojas y una ampolla de tinta”.» Sin duda un resultado sensacional, que sitúa las ganancias de Aretino al nivel de los mejores autores de best sellers contemporáneos.

Alessandro Marzo Magno. 
Los primeros editores. 
Traducción de Marilena de Chiara.
Malpaso Ediciones. Barcelona, 2017.