John Berger. Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos
Cuando
abro la cartera
Y
nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.
Del
último verso de ese poema de John Berger que abre el volumen toma su título el
bellísimo libro que publica Nórdica Libros con traducción de Pilar Vázquez,
ilustraciones de Leticia Ruifernández y un prólogo de Manuel Rivas – John Berger:
La mirada fértil, la mano sincera- en el que se lee:
"Quien
se dedica a deslumbrar, pierde la facultad de descubrir. La luz de Berger descubre
lo que permanecía invisible u oculto, pero su aproximación no es la de una
luz depredadora o dominante. No hay una jerarquía en el descubrimiento. En
realidad, existe descubrimiento donde hay enigma. Si deslumbras al descubrir,
haces desaparecer el enigma. La aproximación de Berger busca no ahuyentar el
enigma, sino protegerlo.
(...)
Toda
la obra de John Berger es un laborioso avance por la incerteza, merodeando, sin
pisar. Y eso es lo que permite ver lo imprevisible, pero también crear lo
jamais vu, otras especies, otras realidades. El realismo de Berger consistía
en ir «más allá» de la realidad."
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