Mark Strand. Hopper
En los cuadros de Hopper asistimos a las escenas más
familiares con la sensación de que para nosotros son esencialmente remotas,
incluso desconocidas. La gente mira al vacío: parecen estar en cualquier parte
menos en donde efectivamente se encuentran, perdidos en un misterio que los
cuadros no pueden revelarnos y que solo podemos intentar adivinar. Es como si
fuésemos testigos de un acontecimiento que somos incapaces de nombrar. Sentimos
la presencia de lo que permanece oculto, de lo que sin duda existe, pero sin
llegar a mostrarse.
Mark Strand.
Hopper.
Traducción de Juan Antonio Montiel.
Lumen. Barcelona, 2008.
<< Home