16 septiembre 2017

Recuerdos de niñez y de mocedad



Trece volúmenes llevo ya publicados, pero de todos ellos no pienso volver a leer sino uno, el de mis Recuerdos de niñez y de mocedad, donde en días de serenidad ya algo lejana, traté de fijar no mi alma de niño, sino el alma de la niñez, escribía Unamuno en 1911, en un artículo que aparecería diez años después en Andanzas y visiones españolas.
La lucidez de Unamuno intuía que aquel sería uno de sus mejores libros. Y más de un siglo después de esas líneas, los Recuerdos de niñez y mocedad, que su autor veía como  el primero de los tres actos - los otros son Vida de don Quijote y Sancho y Del sentimiento trágico de la vida- de su “tragedia íntima”, siguen siendo uno de los libros unamunianos por los que ha pasado mejor el tiempo.
Lo publica Drácena con edición de  Marcos Fernández Tous.