Simic. Cuatro fragmentos
Nombramos una cosa y luego otra. Así es como el tiempo entra
en la poesía. El espacio, por otro lado, existe en virtud de la atención que
dedicamos a cada palabra. Cuanto más intensa nuestra atención, más espacio, y
hay mucho espacio en las palabras.
Hay tres clases de poetas: los que escriben sin pensar, los
que piensan mientras escriben y los que piensan antes de escribir.
¿Qué es lo que quieren los poetas en realidad?», me
preguntó una vez un profesor de filosofía, un tipo listo. Era de noche y
habíamos bebido mucho vino, así que dije lo primero que se me ocurrió: «Quieren
saber aquello que no puede decirse con palabras».
A los poetas narrativos: ¿qué creéis que quiso decir Pound
cuando escribió que «no vuelvas a contar en verso mediocre lo que ya se ha
contado en buena prosa»
CharlesSimic.
El monstruo ama su laberinto.
Cuadernos.
Traducción de Jordi Doce.
Vaso Roto. Madrid, 2015
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